Lo recomendable es tomarse un descanso, todos los días, para revisar nuestras ideas y desagotar las preocupaciones. Notarás que tendrás más energía y que estarás menos estresada. Lo primero es dejar ir tus pensamientos: elegir un momento de tu día y hacer una pequeña práctica de concentración.
Tres trucos para conseguir paz mental
La clave es ser consistente dentro de tu rutina. Tu desayuno o el hecho de cepillarte los dientes deben dar la alarma en tu cabeza de que es momento de hacer una corta reflexión, para aliviar tu estrés. En ese momento, preocúpate por todo lo que te tenga preocupada, llora por lo que te tenga triste, enójate por lo que despierte tu ira, y escribe todos tus pensamientos, tus planes, tus ideas, en un papel o en una aplicación de tu teléfono. Luego podrás ordenar tus pensamientos en listas de tareas o simplemente tacharlos. Pero al menos, simbólicamente, ya están fuera de tu cerebro. Este es un pequeño consejo de Royale Scuderi, empresaria, para Lifehack.
El segundo truco es dominar tus emociones. Margaret Moore, coautora del libro Organize Your Mind, Organize Your Life, explica para la CNN que todo lo que te hace bien para la salud te puede ayudar a controlar el frenesí de tu mente. Al estar dominada por tus emociones, tu corteza prefrontal, la región de la función ejecutiva, el CEO de la mente, como lo llama Moore, se nubla y te impide pensar claramente.
Duerme bien, haz ejercicio regularmente y haz prácticas de mindfulness; en suma, elige ir lento en la vida de vez en cuando, y dominarás estos sentimientos negativos fácilmente.
Por último concéntrate en una cosa a la vez. Según Moore, el cerebro no está hecho para hacer más de una cosa a la vez. Tener distracciones es normal: por eso, apaga tu teléfono, quita las notificaciones de tu correo electrónico y ponte una alarma por 20 a 30 minutos. Hasta que no suene esa alarma, no puedes pensar ni hacer más nada. Por supuesto, tu cerebro querrá volver a revisar si hay mensajes nuevos o te dirá que, en lugar de estar trabajando, deberías ir a comer algo.
Detente y piensa si realmente necesitas un descanso en ese momento. Si ves que la demanda de tu cerebro no tiene fundamento, continúa tu tarea como si nunca la hubieras detenido. Si ves que necesitas un descanso, dáselo a tu cerebro.
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