Decir groserías reduce el dolor

Decir groserías reduce el dolor. El psicólogo Richard Stephens, ganador del Ig Nobel por su inusual publicación ‘Los beneficios escondidos de ser malo’ investigó la relación entre las groserías y el dolor.

Stephens, de la Universidad de Keele, Reino Unido, ha realizado un estudio que asegura que decir groserías o malas palabras podría ayudar a reducir el dolor físico.

Decir groserías reduce el dolor, según un estudio de Richard Stephens

Para llevar a cabo el estudio contó con la ayuda de 67 de sus estudiantes. Ellos tuvieron que sumergir sus manos en agua helada durante todo el tiempo que pudieran soportar. La mitad del grupo tuvo que decir malas palabras, a la otra mitad se les pidió no hablar groserías.

El resultado de este experimento determinó que los estudiantes que dijeron groserías aguantaron 40 segundos más con sus manos en el agua. El resto que no dijeron malas palabras aguantaron menos.

Los investigadores explicaron que el maldecir podría ayudar a aliviar el dolor mediante la activación de los opioides, endógenos que funcionan como sustancias químicas analgésicas naturales. De esta manera el efecto que tienen sobre el cerebro son similares a los analgésicos como la morfina y la oxicodona.

Stephens explicó sobre el estudio que »maldecir es una forma de lenguaje emocional, un modo de expresión más demostrativo». También añade que »puede llegar a aliviar el dolor y disminuir el estrés», explica el autor de la investigación.

Repetir palabras soeces puede tener la misma tolerancia al dolor, al igual que con los medicamentos opioides. El estudio también tuvo en cuenta factores como el género, la edad, la clase social.

Según los datos de esta investigación las mujeres son las que menos dicen malas palabras. Por otra parte la clase trabajadora es la que más las utiliza.

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