¿Sabías que han fijado minitransmisores a abejas para estudiar sus enfermedades?
Según la ecóloga Lori Lach, que ha coordinado esta iniciativa, la información que aporten las abejas permitirá comprender mejor las enfermedades que afectan a estos insectos, fundamentales en la polinización, y que están desapareciendo de diversas partes del globo.
“Pusimos chips a 960 abejas. Para ello, tuvimos que asignarle a cada una un código de color, ‘etiquetarlas’ a mano una por una y adherirles el transmisor con un pegamento especial.”, indica Lach.
Para ello, los científicos inocularon a la mitad de los insectos una pequeña dosis de esporas de Nosema apis, un parásito intestinal que suele afectar a las abejas melíferas adultas y que no resulta tan nocivo como otros patógenos que atacan a estos animales.
Según Lach y sus colaboradores, de esta forma averiguaron que las abejas enfermas eran unas cuatro veces menos propensas a acarrear polen. De hecho, cuando lo hacían, llevaban menos cantidad. Además, empezaban el trabajo más tarde, lo interrumpían antes y su esperanza de vida era menor.
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